jueves, 26 de mayo de 2011

El plagio involuntario



Todos podemos llegar a plagiar, de manera consciente o inconsciente, pero todos somos susceptibles de hacerlo. De manera consciente sólo si no tenemos escrúpulos y mucha caradura, pero de modo inconsciente podemos hacerlo todos sin darnos cuenta. ¿Cuántas veces hemos compuesto un tema musical que poco a poco iba tomando forma, cuando de repente incluimos una línea de melodía genial, que funciona a la perfección y que nuestro cerebro acepta de inmediato "como si la hubiéramos escuchado un montón de veces"?. Pues bien, cuando eso sucede no está de más desconfiar, porque podríamos estar ante un plagio involuntario.

¿Pero qué es eso del plagio involuntario? Nuestro cerebro absorbe una cantidad impresionante de información cada día: imágenes, sucesos, frases y por supuesto, música. Mucha de esta información es procesada y situada de modo consciente en nuestro archivo cerebral, en un espacio donde podemos volver a recuperar la cuando la necesitemos: teléfonos, fechas, caras, canciones que tarareamos, etc. Pero otra tanta información no se memoriza a largo plazo o directamente es discriminada. Podemos procesarla durante un instante, pero al poco tiempo la olvidamos. ¡Al menos de manera consciente!
Esa información puede estar almacenada de manera inconsciente en nuestro cerebro y no volver a recuperarse nunca, o bien puede "despertarse" en un momento determinado gracias a una serie de estímulos, como por ejemplo la música. Al componer una armonía musical determinada, sin darnos cuenta puede surgir esa melodía que escuchamos hace meses y que casualmente nos encaja a la perfección en aquello que estamos componiendo. Si nuestro cerebro no es capaz de asociar esa melodía con un recuerdo concreto, creeremos que ha surgido de la nada, o lo llamaremos inspiración Mariana y tendremos la sensación mágica de que todo encaja perfectamente. Además para nuestro cerebro esa melodía funcionará sin esfuerzo. Por supuesto, ¡porque ya la tenía procesada! Inconscientemente, pero no es la primera vez que la oye y le encaja a la perfección con un patrón conocido.

¿Quiere decir esto que siempre que damos con un momento de inspiración genial podemos estar ante un plagio involuntario? No, claro. Afortunadamente no siempre ha de ser así. Aunque si se tiene alguna sospecha, nunca está de más grabar o escribir la idea y dejarla reposar unos días antes de publicarla. Quien más quien menos nos hemos dado de cabezazos contra una pared al descubrir que ese tema tan genial en el que estábamos trabajando durante un par de días, resulta ser de Roque Baños, o de Danny Elfman o como mínimo se parece peligrosamente. Sin ir más lejos, a los 12 años creí componer So Lonely de The Police... bendita inocencia.

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